
Paloma Radrigán
Seguimiento a un artista
TAHÍA MUÑOZ
El proceso de obra que más me interesa, dentro de todos mis compañeros, es el proyecto que Tahía Muñoz ha ido desarrollando desde su estancia en Alemania. Inicialmente su interés por el cuerpo humano detona al momento de realizar un encargo en segundo año, y a partir de este momento la motivación por investigarlo surgió y se fue dando a lo largo de sus proyectos.
El trabajo de la línea anatómica y antropología forense, son los dos pilares fundamentales en los cuales se sostiene la investigación, proceso y obra de mi compañera. El primero de estos, influye en la manera de conocer el cuerpo humano, sus partes, sus características, sus disecciones. Nicolas Henri Jacob, su principal referente de la anatomía científica y su esencia investigativa, está claramente presente en el trabajo de Tahía. El segundo pilar, la ciencia de la antropología forense aporta en cuanto a la manera de investigar y estudiar la corporalidad para así determinar quien fue ese individuo, contiene la identidad. Ademas la forma de ordenar el cuerpo en secciones para así distinguir sus partes es un factor que mi compañera no pasa por alto.
La muerte ronda la obra de Tahía, sus dibujos gráficos de huesos dispuestos en papel de algodón cubierto de aceite, crean una suerte de radiografía en la cual al ser atravesada por luz, es posible distinguir el dibujo de las osamentas ordenadas por sección del cuerpo, obtienen un carácter de orden antropológico. Cada uno de estos papeles de 45x28 cm, se relaciona con los demás. Cada hueso es único, representa a un individuo que no se puede repetir. La mancha que aparece dada por el aceite, muestra un azar que juega con la idea de no se puede repetir, y que ni un hueso es igual. Estas dos formalidades de complementan juntas en su obra. El espectador, al enfrentarse a las mesas de luz dispuestas en una habitación oscura, está obligado a contemplar al esqueleto humano desde una perspectiva de forense, con un recorrido marcado y un ordenamiento lógico de la disciplina. El esqueleto no puede verse armado, porque Tahía lo desarma y lo dispone en un intento de reconstruir un hallazgo, una especie de ruina humana.
Ella juega un rol de mediador, ya que con su gestualidad esta marcada en el dibujo, y además lo que sucede con la mancha al ser aplicada y al ser sometida por un azar, crea un individuo a partir de ella.
Claramente este proyecto, está aún en proceso, es parte de una investigación y gusto de ella por el cuerpo muerto que actualmente continúa. Y me refiero a muerto, por que la manera que tiene de comportarse y de posicionarse el cuerpo vivo, es muy diferente a cuando esta inerte.
El acercamiento que tiene al esqueleto humano, juega más por el lado de lo teórico, ya que la experiencia de trabajar con huesos reales aún esta sin tocar. Sin embargo, actualmente Tahía presentó una nueva inquietud respecto al tema. La manera que se tiene de diferenciar los sexos a partir de la forma, tamaño, y demás características que presentan los huesos.
Para mi, estas investigaciones me resultan bastante atractivas e interesantes. La idea de poder posicionar una ciencia en el terreno del arte, es algo que me llama la atención. Además de que el trabajo de mi compañera, es muy gráfico, justamente una de las cosas que más me gustan y que yo trabajo.
Los huesos pueden esconder mucha información, contienen la identidad de una persona, su vida y su experiencia. Son un campo de investigación que puede leerse para así rearmar una historia y una vida.


Entrevista a Tahía
-De acuerdo a lo que estás trabajando ahora ¿cuál es tu interés?
Mi trabajo parte por el interés de la antropología física que básicamente trata sobre la reconstrucción de la vida biológica y etnológica de una persona, pero sobre todo de la biológica, ya se como vivió, sexo, edad, nacimiento, época, contexto, enfermedades. Es contar la historia de una persona a través de la reconstrucción del esqueleto.
Principalmente me interesa la antropología forense que habla de la reconstrucción de un crimen. El como llego a la muerte de esta persona u osamenta. Para graficar este interés que tenía de los huesos, empecé a utilizar el dibujo como herramienta.
- Entonces ¿cómo es que integras ente interés por los huesos en tu trabajo? Visualmente, cuéntame como lo haces.
Bueno, visualmente lo que hago, es en un formato estándar muy académico. Utilizo una grafica muy particular, que es muy pictórica propia de mi, no esta dentro de los parámetros de la grafica normal. Y lo que hago es que dibujo estos cráneos basándome en retratos fotográficos de personas que conozco. Entonces les tomo todos y encima yo dibujo el cráneo, para luego traspasarlo a los pliegos. Es un imaginario propio, les saco el cráneo y es como si les hiciera una radiografía.
- El cráneo que haces tu, ¿es lo que imaginas de cómo crees que es?
Claro, igual he tenido investigaciones sobre dimorfismo sexual que son las diferenciaciones craneales. Mi trabajo partió sobre esto y como se presenta en el cráneo actual, la integración del hibrido que somos ahora como especie y toda esa investigación previa la utilizo en los dibujos. Para asimilar la idea de radiografía e identidad utilizo papel negro y dibujo encima con lápiz blanco o grafito, con una materialidad que hace un contraste con el fondo negro.
- Entonces, ¿lo que te interesa ahora es un retrato hablado del cráneo de una persona visto como radiografía
No necesariamente, en más que nada un retrato. Ahora lo que veo es que hay un grado de violencia que hay que intensificar, porque es violento retratar un cráneo. Mis retratos son muy centrados, de colección y gabinete, son muy frontales en su formato, voy a agregar un tono de violencia en su cráneo, como los dientes quebrados, golpes con un martillo o bate, o una bala. Cosas que violenten de manera grafica y literal. Esto lo voy a traspasar al dibujo y además haciendo una mezcla tensionando la idea de que somos híbridos como especie, por lo que se verá reflejado por la hibridez de las graficas que haré. Habrán distintas maneras de hacer.
- La violencia que harás hacia el cráneo, ¿es mas física o también crees que retratarlo ya es violento? Pensando en que proviene de alguien que aun está vivo.
Es super violento retratar a alguien que esta vivo con un cráneo, pero es un gesto que pasa muy desapercibido para un espectador que no conoce a la persona que esta retratada porque no hay como saber quien es. Y esta poca identidad igual es un acto violento. Quiero trabajar con esa violencia mas pura y más grafica.
- ¿Tienes algún referente que te inspire?
Mi mayor referente anatómico es Nicolas Henri Jacob, un ilustrador del siglo XIX que trabajo con litografía. Tenia una manera de retratar las osamentas y el cuerpo en general de una forma muy científica porque no era un artista ni mucho menos. Trabajaba con científicos para ilustrar libros de anatomía. Tiene esa especie de gabinete de colección que lo hace muy particular. Me parece que eso está un poco en mi obra.
- ¿A ti lo que te interesa es únicamente los cráneos de las personas o puede que llegues a retratar todo un esqueleto?
Me gustan mas lo cráneos porque contienen mucho más la identidad. Un experto en antropología forense puede saber quien es cada persona a partir de cualquier hueso o algo en su cuerpo. Me parece que a nivel de identidad de manera más personal, es el rostro de alguien. El cráneo evidencia de manera mas clara esto, es más efectivo para mi trabajo.
- ¿Crees que seguirás trabajando con esto a futuro?
Si, es una temática que me resulta muy personal. Me gusta mucho y da mucho que dar, mucho que decir y no hay nada que me hace estancarme.
- ¿Esto es personal por algo que te pasó en la vida o es tema de gusto?
Cuando yo era chica quería ser neurocirujana, me gustaba mucho la medicina, pero el arte pudo más. En cuatro años de escuela he logrado unificar estas dos áreas que me encantan. Siempre me ha gustado como funciona la cabeza, desde los 8 años, fue un interés personal de toda la vida.
Avance Tahía
El principal interés de Tahía, la anatomía, surge al momento de realizar un intercambio a Alemania. Desde ese momento el dibujo es la técnica escogida y dominante en sus procesos para retratar el cuerpo humano.
Una serie de dibujos del rostro de una persona, fueron los detonantes para comenzar a enfocar su obra hacia los huesos, ya que los dibujos trataban sobre las capas del cuerpo, de la piel al hueso. El estudio de la osamenta fue otro interés que se unió a su trabajo, no tan solo dibujarla, si no que también conocerla más a fondo.
La antropología forense en una de las ciencias que Tahía utiliza para su método y lógica de trabajo. Esta práctica busca identificar el cómo se produjo la muerte de alguien, y además es capaz de revelar su vida, por ejemplo, la edad, la raza o los traumas físicos que dejaron huella en las osamentas.
La muerte es algo que ronda continuamente sus dibujos, más actualmente porque su obra se ha enfocado en realizar retratos únicamente de los cráneos humanos. Lo interesante es que no son personas fallecidas, si no que ella a partir de fotos de gente conocida en su entorno, crea las calaveras según como sea cada rostro. Son dibujos muy propios, con un modo de hacer particular al gusto de Tahía y casi en contra de la manera academicista.
La violencia es otro factor presente, ya no de manera tan oculta, si no que ha decidido hacerlo más literal, es decir, más evidente a la vista del espectador. Los cráneos dibujados ya no son un típico boceto. Estos presentan traumas claros, golpes y trizaduras. A partir de la recolección de imágenes externas de osamentas humanas, se crea el nuevo cráneo. Estas fotografías se recortan y vuelven a unir de manera que sea un collage. Gracias a esta edición de fotografías se ven nuevas agresiones al hueso, crea un aspecto más violento y un hueso inexistente. Este se hace más anónimo, existe una nueva forma de violentar al cuerpo, que es la hibridez del nuevo “ser” creado. Una deformación evidente invade al nuevo retrato, que además se hace más presente por su materialidad y manera de hacer. Con esto quiero decir que no es un dibujo que solo queda en eso. Existe un rastro de pintura en él, el claroscuro se hace evidente al trabajar tanto las luces y sombras de las agrietadas calaveras. Estas dos técnicas se funden en una sola al mismo tiempo que los cráneos. Nosotros como especie somos seres híbridos, que es otro tema que abarca la propuesta de Tahía. La hibridez humana que genera pequeños cambios y deformaciones cráneales. Esto lo enfoca en la manera de hacer, la unión de osamentas en un collage. Ella une y mezcla intereses.
Al espectador y al artista, los cráneos resultan ajenos, ya que no son una sola identidad, y por el grado de deformación y claroscuro que posee, se hacen más “invisibles”, más ajenos a la mirada y conocimiento del que los ve. El anonimato de los muertos retratados invade sus dibujos y también lo interesante de lo pictórico los deja más en un segundo plano. Lo violento siempre se puede encontrar y estará presente.


Grafito sobre papel

Grafito sobre papel

¿Qué es la identidad? Es un conjunto de rasgos propios de una persona, que la hacen única e identificable frente a todos los demás. Tahía, se ha introducido dentro de este concepto a través de los huesos humanos, y más específicamente con el cráneo. Esta osamenta en particular, es capas de contener la información de una persona, de tal manera que su vida y historias salgan a la luz. Los huesos son el libro de la biografía de un individuo. La ciencia de la antropología forense se dedica a descifrar las osamentas humanas de manera científica. Es aquí cuando el plano científico y el del arte se unen, fusionando sus metodologías y creando estas composiciones.
A partir de diferentes formatos, fragmentos, géneros de calaveras, se crea un collage que por la unión de estos pedazos separados, forman un todo: un nuevo individuo. Se juega con la nueva identidad creada, homogeneizando y transformando a esta persona, ocultando de donde realmente proviene. Con el dibujo, estos fragmentos se logran unir, por lo tanto, existe una eliminación de las identidades pero al mismo tiempo, se crea una nueva, dando paso a historias y sucesos diferentes, es un nacimiento.
Sin embargo, a pesar de que sólo parezca una reconstrucción de alguien nuevo, en realidad, también hablamos de la mano del artista, puesto que el dibujo lo contiene. No es una maquina. Deja sus gestos propios, sus intereses, su obsesión, su parte de la identidad sobre la nueva identidad. El espectador al enfrentarse a los dibujos y a su origen, tendrá la oportunidad y la libertad de interpretar desde su punto de vista lo que tiene frente a sus ojos. Generará nuevas conexiones y quizás, pueda crear una vida distinta del cráneo.
El juego de poder encontrar, destruir y crear, esta en todo los procesos llevados a cabo para el desarrollo de las composiciones cráneales. Además, también se encuentra contenido en las uniones o vínculos que el público vea. La capacidad de formar lo nuevo es lo que arma esta obra